Entradas

Imagen
La anomia brasileña Por Claudio Scaletta Algunos dicen que Mauricio Macri tiene mala suerte, otros creen que “es” la mala suerte. Subjetividades al margen, la estrella externa de su gobierno no fue hasta ahora la mejor: a la previsible suba de la tasa de interés en Estados Unidos y los bajos precios de las commodities asociados, para colmo con la excepción del petróleo, se le sumó también la depresión de Brasil, un panorama que podría agravarse todavía más frente a una posible victoria del candidato del Parido Social Liberal (PSL), el ultraderechista Jair Bolsonaro, triunfo que comenzará a definirse hoy mismo con la primera ronda electoral, según resumen las encuestas. Para los medios de comunicación y las poblaciones politizadas, Bolsonaro aparece como un emergente “fascista”, imagen fundada en expresiones homofóbicas, antifeministas, racistas y de reivindicación de dictaduras varias del candidato, una visión acorde a su vieja formación militar. Desde la perspectiva ideologizada de la
Imagen
Hacia una nueva gran recesión Por Claudio Scaletta Sólo unos pocos números clave: de acuerdo a datos del ITE de la Fundación Germán Abdala, un centro de estudios financiado por trabajadores, el consumo del mes de septiembre cayó el 5,6 por ciento interanual, mes en que la inflación fue del 6,4 por ciento, con lo que sumó un 39,4 en el último año. Siguiendo un relevamiento de la UMET, también financiada por trabajadores, desde el comienzo de la administración de la Alianza Cambiemos la pérdida del poder adquisitivo del salario promedio acumula un 14,7 por ciento, cifra que hasta agosto se encontraba en torno al 12.  Para que estos números no sean un dato más en la catarata cotidiana que refleja los primeros pasos de la nueva gran recesión, destaquemos lo conceptual. En lo que va de la administración Cambiemos los trabajadores que todavía tienen empleo, los incluidos, perdieron 15 pesos de cada 100 de sus ingresos. Previsiblemente, la caída impacta en el consumo: sólo en e
Imagen
Anarcocapitalismo Por Claudio Scaletta Uno de los principales ejes de la política macrista fue sintetizado por el axioma “volver al mundo”. Se trata de la expresión de una doble re-subordinación: a la política exterior estadounidense y a los mercados financieros globales, el reciclado de la vieja idea colonial sobre los presuntos dividendos de hacer buena letra con la metrópoli, un proceso que desde diciembre de 2015 fue cambiando de intensidad y de forma. En los primeros dos años de la gestión cambiemita las decisiones de política económica, aunque subordinadas, continuaron siendo locales. Desde el pasado mayo, en cambio, luego del susto provocado por la corrida cambiaria infinita iniciada en abril tras el cierre del grifo de los mercados de deuda, la conducción económica pasó a ser ejercida en forma directa por el FMI. El dato no es novedad y alcanzó dimensiones vergonzosas en la reciente visita presidencial a Nueva York, desde donde Mauricio Macri invitó a los argentinos “¡a enamora
Imagen
Escenas contemporáneas de la lucha de clases Por Claudio Scaletta Usted no lo sabe lector, quizá porque carezca de un doctorado en alguna universidad estadounidense, pero que el dólar “baje” a 38 pesos cuando hace apenas un mes rondaba los 30 y en mayo los 20 es el signo del comienzo de una nueva estabilidad. “Ahora sí”, dice Mauricio Macri, de acá en más todo irá mejor, comenzará a bajar la inflación y prontito, acota la maldormida Gabriela Michetti, aparecerá la luz al final del túnel. Hay que tener paciencia porque la herencia recibida fue muy pesada y apenas transcurrieron casi tres años del cambio de gobierno. Volverá el segundo semestre y acá no pasó nada, aunque el diablo, dicen, se esconda en los detalles. Detalles como una relación deuda-producto que pronto pasará la barrera del 100 por ciento (111 a fin de año según el Observatorio de la Deuda de la UMET) profundizando al extremo la dependencia del ingreso de divisas del exterior, o como el regreso de la desocupación a los do
Imagen
Bicicleta y desempleo Por Claudio Scaletta A comienzos del gobierno de Mauricio Macri, una vez que se conoció su estrategia económica, podían hacerse dos predicciones “tendenciales”. La insustentabilidad financiera externa, en tanto el acelerado crecimiento de la deuda en divisas no se destinaría a generar las condiciones para su repago y, luego, por la misma razón de concentrar la estructura productiva en actividades primarias o de base primaria, un aumento del desempleo y, en consecuencia, el deterioro del mercado de trabajo y el poder de negociación de los trabajadores. En este último punto incidía también el sesgo de clase del por entonces nuevo gobierno, su carácter proempresario. Hoy, las dos tendencias proyectadas ya se cumplieron. En menos de tres años se dilapidó la herencia de desendeudamiento y bajo desempleo. Se debió recurrir al FMI cayendo en una situación de extrema dependencia financiera y el desempleo se expandió hasta los dos dígitos. Respecto a los resultados de
Imagen
Otra idea zombi Por Claudio Scaletta No es la primera vez que en este espacio se habla de “ideas zombies”. Se trata de esas ideas que se creía muertas, refutadas por la teoría y por la historia, pero que reaparecen de improviso y vuelven a atacar cerebros desprevenidos. Aunque sea redundante, recuérdese que en su ámbito ficcional los zombies se alimentan de cerebros. Al comienzo de la actual administración las ideas zombis reaparecieron en tropel. Entre las más destacadas pueden citarse: que la inflación es un fenómeno exclusivamente monetario; que la apertura económica genera desarrollo del comercio exterior en ambas direcciones, importaciones y exportaciones; que existiría un tipo de cambio que además de presuntamente competitivo podría ser estable; que con tipo de cambio flotante no importan los déficit de la cuenta corriente del balance de pagos; que las desregulaciones en los mercados laborales mejoran el empleo; que la baja de impuestos y salarios incentivan la inversión;
Imagen
Contra la lógica del achique Por Claudio Scaletta La historia puede aprenderse de maneras muy diferentes y difícilmente sustituibles. Estudiándola a través de la lectura, sumergiéndose en los documentos de época o entrevistando a los actores relevantes. También existe una forma incompleta de conocerla, pero quizá la más intensa: viviéndola. Para los argentinos que vivieron la crisis de 2001-2002 y especialmente la precrisis, los hechos del presente provocan cierto azoramiento. No importan las pequeñas diferencias de contexto, la corriente principal de los acontecimientos es muy similar a la de aquellos años. La sensación de repetición es tan abrumadora como las cifras del desplome y la gran recesión en curso. Nadie que haya atravesado aquel período estando medianamente informado o politizado puede evitar la cotidiana sensación de déjà vu. Casi sin que nadie se de cuenta regresaron expresiones como “riesgo país” o “waiver”. Otra vez las misiones de funcionarios argentinos a Washington o