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Mostrando las entradas de noviembre, 2018
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La anomia brasileña Por Claudio Scaletta Algunos dicen que Mauricio Macri tiene mala suerte, otros creen que “es” la mala suerte. Subjetividades al margen, la estrella externa de su gobierno no fue hasta ahora la mejor: a la previsible suba de la tasa de interés en Estados Unidos y los bajos precios de las commodities asociados, para colmo con la excepción del petróleo, se le sumó también la depresión de Brasil, un panorama que podría agravarse todavía más frente a una posible victoria del candidato del Parido Social Liberal (PSL), el ultraderechista Jair Bolsonaro, triunfo que comenzará a definirse hoy mismo con la primera ronda electoral, según resumen las encuestas. Para los medios de comunicación y las poblaciones politizadas, Bolsonaro aparece como un emergente “fascista”, imagen fundada en expresiones homofóbicas, antifeministas, racistas y de reivindicación de dictaduras varias del candidato, una visión acorde a su vieja formación militar. Desde la perspectiva ideologizada de la
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Hacia una nueva gran recesión Por Claudio Scaletta Sólo unos pocos números clave: de acuerdo a datos del ITE de la Fundación Germán Abdala, un centro de estudios financiado por trabajadores, el consumo del mes de septiembre cayó el 5,6 por ciento interanual, mes en que la inflación fue del 6,4 por ciento, con lo que sumó un 39,4 en el último año. Siguiendo un relevamiento de la UMET, también financiada por trabajadores, desde el comienzo de la administración de la Alianza Cambiemos la pérdida del poder adquisitivo del salario promedio acumula un 14,7 por ciento, cifra que hasta agosto se encontraba en torno al 12.  Para que estos números no sean un dato más en la catarata cotidiana que refleja los primeros pasos de la nueva gran recesión, destaquemos lo conceptual. En lo que va de la administración Cambiemos los trabajadores que todavía tienen empleo, los incluidos, perdieron 15 pesos de cada 100 de sus ingresos. Previsiblemente, la caída impacta en el consumo: sólo en e
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Anarcocapitalismo Por Claudio Scaletta Uno de los principales ejes de la política macrista fue sintetizado por el axioma “volver al mundo”. Se trata de la expresión de una doble re-subordinación: a la política exterior estadounidense y a los mercados financieros globales, el reciclado de la vieja idea colonial sobre los presuntos dividendos de hacer buena letra con la metrópoli, un proceso que desde diciembre de 2015 fue cambiando de intensidad y de forma. En los primeros dos años de la gestión cambiemita las decisiones de política económica, aunque subordinadas, continuaron siendo locales. Desde el pasado mayo, en cambio, luego del susto provocado por la corrida cambiaria infinita iniciada en abril tras el cierre del grifo de los mercados de deuda, la conducción económica pasó a ser ejercida en forma directa por el FMI. El dato no es novedad y alcanzó dimensiones vergonzosas en la reciente visita presidencial a Nueva York, desde donde Mauricio Macri invitó a los argentinos “¡a enamora
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Escenas contemporáneas de la lucha de clases Por Claudio Scaletta Usted no lo sabe lector, quizá porque carezca de un doctorado en alguna universidad estadounidense, pero que el dólar “baje” a 38 pesos cuando hace apenas un mes rondaba los 30 y en mayo los 20 es el signo del comienzo de una nueva estabilidad. “Ahora sí”, dice Mauricio Macri, de acá en más todo irá mejor, comenzará a bajar la inflación y prontito, acota la maldormida Gabriela Michetti, aparecerá la luz al final del túnel. Hay que tener paciencia porque la herencia recibida fue muy pesada y apenas transcurrieron casi tres años del cambio de gobierno. Volverá el segundo semestre y acá no pasó nada, aunque el diablo, dicen, se esconda en los detalles. Detalles como una relación deuda-producto que pronto pasará la barrera del 100 por ciento (111 a fin de año según el Observatorio de la Deuda de la UMET) profundizando al extremo la dependencia del ingreso de divisas del exterior, o como el regreso de la desocupación a los do
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Bicicleta y desempleo Por Claudio Scaletta A comienzos del gobierno de Mauricio Macri, una vez que se conoció su estrategia económica, podían hacerse dos predicciones “tendenciales”. La insustentabilidad financiera externa, en tanto el acelerado crecimiento de la deuda en divisas no se destinaría a generar las condiciones para su repago y, luego, por la misma razón de concentrar la estructura productiva en actividades primarias o de base primaria, un aumento del desempleo y, en consecuencia, el deterioro del mercado de trabajo y el poder de negociación de los trabajadores. En este último punto incidía también el sesgo de clase del por entonces nuevo gobierno, su carácter proempresario. Hoy, las dos tendencias proyectadas ya se cumplieron. En menos de tres años se dilapidó la herencia de desendeudamiento y bajo desempleo. Se debió recurrir al FMI cayendo en una situación de extrema dependencia financiera y el desempleo se expandió hasta los dos dígitos. Respecto a los resultados de
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Otra idea zombi Por Claudio Scaletta No es la primera vez que en este espacio se habla de “ideas zombies”. Se trata de esas ideas que se creía muertas, refutadas por la teoría y por la historia, pero que reaparecen de improviso y vuelven a atacar cerebros desprevenidos. Aunque sea redundante, recuérdese que en su ámbito ficcional los zombies se alimentan de cerebros. Al comienzo de la actual administración las ideas zombis reaparecieron en tropel. Entre las más destacadas pueden citarse: que la inflación es un fenómeno exclusivamente monetario; que la apertura económica genera desarrollo del comercio exterior en ambas direcciones, importaciones y exportaciones; que existiría un tipo de cambio que además de presuntamente competitivo podría ser estable; que con tipo de cambio flotante no importan los déficit de la cuenta corriente del balance de pagos; que las desregulaciones en los mercados laborales mejoran el empleo; que la baja de impuestos y salarios incentivan la inversión;
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Contra la lógica del achique Por Claudio Scaletta La historia puede aprenderse de maneras muy diferentes y difícilmente sustituibles. Estudiándola a través de la lectura, sumergiéndose en los documentos de época o entrevistando a los actores relevantes. También existe una forma incompleta de conocerla, pero quizá la más intensa: viviéndola. Para los argentinos que vivieron la crisis de 2001-2002 y especialmente la precrisis, los hechos del presente provocan cierto azoramiento. No importan las pequeñas diferencias de contexto, la corriente principal de los acontecimientos es muy similar a la de aquellos años. La sensación de repetición es tan abrumadora como las cifras del desplome y la gran recesión en curso. Nadie que haya atravesado aquel período estando medianamente informado o politizado puede evitar la cotidiana sensación de déjà vu. Casi sin que nadie se de cuenta regresaron expresiones como “riesgo país” o “waiver”. Otra vez las misiones de funcionarios argentinos a Washington o
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Dólar FMI   Por Claudio Scaletta El Gobierno venía varios puntos abajo en la pulseada con los mercados y estaba desesperado por cantar algún gol. Pudo hacerlo en el cierre de semana con la estabilización de la cotización del dólar, que detuvo provisoriamente su corrida alcista regresando en torno a los 38 pesos luego de haber rozado los 42. La causa del respiro no fue esotérica ni climática, sino las señales desde el FMI, el nuevo ministerio de Economía. De acuerdo a los trascendidos, el precio actual de la divisa, en torno a los 40 pesos, era el buscado por el Fondo y por eso se habría levantado la restricción, nunca respetada, de que BCRA utilice las reservas internacionales para intervenir en el mercado. Con el diario del lunes, es decir con los resultados en la mano, podría creerse que la corrida hasta los 40 pesos, aceitada por la transferencia de reservas a menor valor y liderada por grandes operadores, esos que compran de a más de un millón de dólares por vez, fue una dec
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Demasiado tarde para lágrimas Por Claudio Scaletta Las medidas anunciadas por el ministro de Hacienda por descarte, Nicolás Dujovne, en tándem con el discurso de Mauricio Macri, marcan una continuidad y una ruptura. La continuidad es la persistencia en un diagnóstico errado sobre las causas de la situación económica del presente. La ruptura es el set de políticas propuestas para superarla. El diagnóstico, tanto del primer mandatario como de su ministro residual, es que el país necesitaría tres consensos básicos. A saber: equilibrio de las cuentas públicas, trabajo formal como herramienta de desarrollo y un Estado sin corrupción. Resulta evidente que el punto clave de la tríada es el equilibrio de las cuentas públicas como panacea para el combate de todos los males. Lo del trabajo de calidad es relleno discursivo, especialmente en un gobierno que se caracterizó por la precarización de los puestos de trabajo y por la caída del salario real como ofrenda a los inversores. El ter
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Colapso Por Claudio Scaletta Existen dos dimensiones de análisis para comprender la agudización de la crisis durante la última semana de agosto, otro mes negro desde la corrida infinita iniciada en abril. La primera es la más conocida, la estructural: la restricción externa, un concepto que los economistas oficialistas desdeñaron hasta que chocaron de frente con la dura realidad. La segunda es la continuidad hasta niveles exasperantes de la mala praxis, es decir de la sucesión de políticas desacertadas que agravaron el problema estructural. La restricción externa, de la que se habló mucho en este espacio, no era un dato nuevo, comenzó a manifestarse a partir de 2012. Tampoco una pesada herencia, en tanto también se heredó una economía relativamente desendeudada, con margen para financiar la restricción en el tiempo. Lo que se necesitaba a partir del cambio de gobierno era un plan racional para administrarla. En vez de ello, los economistas cambiemitas y sus satélites de
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Un país chiquitito, chiquitito Por Claudio Scaletta  Argentina comenzó a transitar su programa con el FMI y los resultados no se hicieron esperar. Ya se inició la recesión producto de un ajuste estructural cuyas consecuencias son tan impredecibles como su fondo. En los próximos meses continuará la profundización de la caída de la actividad económica y en consecuencia aumentará el desempleo, se deteriorarán las condiciones de trabajo y, por supuesto, los indicadores sociales, con la pobreza e la indigencia a la cabeza. La información de la prensa será una catarata de datos abrumadores que serán atribuidos, prolijamente, a las secuelas de la sequía en el campo, a las turbulencias en los mercados emergentes y a la tremenda corrupción del pasado en modo circo las 24 horas y en todos los canales y persecución a opositores. Nada nuevo bajo el sol del Comando Sur. Mientras tanto, el gobierno continuará con su shock de precios relativos. Con un dólar sin techo caerá el poder adquis
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La bomba ya explotó Por Claudio Scaletta Los temas que involucran la deuda pública son relativamente complejos para los no iniciados. No porque supongan dificultosos procesos de abstracción o altos niveles de análisis contable, sino porque implican gran variedad de instrumentos, denominaciones, plazos y usos. Muchas veces, en busca de un título impactante o de la creación de un argumento para la lucha política se suman peras con manzanas. Luego, llegado un cierto punto, los grandes números –100, 200, 300 mil millones de dólares, o billones si se habla en pesos– comienzan a no significar nada. Por ejemplo la deuda en su momento no reestructurada, la que durante la primera década del siglo había quedado fuera de los canjes pos default, rondaba “apenas” los 10 mil millones de dólares. Aquella fuente de desvelos que parecía tan grande, hoy es nada frente a la duplicación en dos años de la deuda heredada. También parece poco frente a lo que “se perdió” de reservas internacio